A principios de este siglo el aditamento 2.0 acompañaba cada nuevo término o frase que se utilizaba en diferentes ámbitos del quehacer humano, refiriéndose al usuario como principal protagonista y a la colaboración como formato principal de interacción. Emergente de las tipologías web, no resultaba extraño que esta identificación se anexara a empresas, personas y objetos que facilitaban el intercambio de información. La evolución de las tecnologías en la actualidad, en particular aquellas referidas a la interconectividad, la automatización y la gestión de datos en tiempo real, nos sitúa ante una nueva denominación: la industria 4.0. Para abordar este nuevo concepto, se presenta un breve recorrido por las revoluciones industriales anteriores, identificando los elementos distintivos que han permitido reconocer los límites entre una y otra, determinantes en su evolución: las fuentes de energía y los avances tecnológicos.
La primera revolución con la denominación 1.0 se identificó en el siglo XVIII con la mecanización de la producción textil y minera a través de la fuerza del agua y del vapor, primero con el carbón y posteriormente con el petróleo. Hacia fines del siglo XIX, la producción en masa de la industria 2.0 se basó en la energía eléctrica. Un nuevo siglo, el XX, fue testigo del advenimiento de la industria 3.0 con la continuidad de la electricidad y los combustibles fósiles, pero también con la exploración de energías renovables. La industria 3.0 tiene como tecnologías clave a la informática y la automatización enfrentando en este último caso, la restricción de la intervención humana en las operaciones.
El siglo XXI se caracteriza por una convergencia de tecnologías físicas, digitales y biológicas, como la internet de las cosas (Internet of things), la inteligencia artificial, la computación en la nube, la robótica y la fabricación aditiva entre otras; todos estos desarrollos con una alta demanda de energía para su empleo. La electricidad y los combustibles líquidos continúan su primacía en la matriz energética del país con una tendencia importante hacia las renovables. Sin embargo, esta revolución no presenta una fuente nueva de energía que resulte diferente a las anteriores. En la industria 4.0 se ha dado un salto cualitativo: los avances no provienen a través de los combustibles tradicionales sino a través del ingente volumen de datos como motor de las transformaciones en las formas de producción.
La industria 4.0, cuyo origen data del año 2011 en Alemania, implica una profunda transformación de las operaciones industriales y la producción de bienes que se materializa a través de nuevas prácticas y formas de hacer mediadas por tecnologías interconectadas. El interrogante que se plantea es: ¿en qué revolución están situadas las empresas del sector pesquero marplatense? Aquí se debería distinguir entre las tecnologías de gestión y las de planta, en éstas últimas la adopción de tecnologías 3.0 se encuentra bien desarrollada, con grandes empresas que comienzan a incorporar aquellas correspondientes a la última revolución en forma incipiente. En las tecnologías de gestión, con grandes asimetrías, predominan aquellas centradas en la digitalización, con la codificación de información analógica en forma predominante, mientras que otras utilizan sistemas integrados sin interconexión con otros dispositivos, propios de la 3.0.
¿Por qué es importante identificar este posicionamiento para las empresas pesqueras marplatenses? Porque investigaciones recientes en la temática indican que la digitalización afecta positivamente a la innovación en tecnología verde, es decir que resultan contributivas en mejorar su desempeño y en generar impacto positivo en el ambiente. Un desafío que nos convoca en forma ineludible.
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https://www.argentina.gob.ar/produccion/planargentina40/industria-4-0
