Movernos en el agua

Vení a descubrir los barcos que cambiaron el mundo

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El 70 % del planeta es agua. Durante miles de años desplazarnos significativamente (del mismo modo que son ahora los aviones, y quizás más adelante los transbordadores espaciales) significó adentrarse en esa basta zona líquida de la Tierra. Y conquistar los océanos, los mares y los ríos impulsó novedosos avances tecnológicos muchos de las cuales se siguen utilizando en nuestros días. Transformar la energía del viento en una marcha, conquistar la flotabilidad, el rendimiento energético y la eficiencia son aspectos técnico – científicos que han movilizado la atención de diversas civilizaciones a lo largo de nuestro planeta.

En los siguientes códigos QR encontrarás tres diseños emblemático de embarcaciones: un galeón holandés del siglo XVI, un antiguo barco egipcio (ca. 500 AC) y un antiguo barco comercial griego (ca 200 AC).

Mientras observas estos modelos, te recomendamos que te detengas en aquellos antiguos barcos impulsados por un centenar de remos. Durante mucho, muchos años navegar suponía integrarse en un acto colectivo, de coordinación y sobre todo de acceder a un ritmo común. El remo en equipo aún conserva algo de este gesto milenario. Por eso, te queremos invitar a que recorras estas naves virtualmente, pero que a la vez viajes en el tiempo con ellas y te dejes atravesar por alguna pregunta. Ojalá esta prepuesta te inspire.

Escaneá los códigos y disfruta de sus diseños.

Un galeón es una embarcación a vela utilizada desde principios del siglo xvi. Los galeones eran barcos de destrucción poderosos y muy lentos que podían ser igualmente usados para el comercio o la guerra. Desde mediados del siglo xvi se convirtieron en el barco de comercio principal de las naciones europeas, y en su diseño se basaron los tipos posteriores de navíos de guerra de pequeño tamaño.

El transporte en el Antiguo Egipto utilizaba principalmente la vía fluvial: el Nilo. El río era el nexo de unión de las distintas ciudades desde la segunda catarata en la Baja Nubia hasta el Mediterráneo; y costeando éste, a diversas ciudades (como Biblos). También estuvieron comunicados con los países del Oriente Medio, mediante la Vía Maris, mientras que los caminos terrestres del interior se utilizaban para acceder a los distintos oasis, a las minas y canteras, así como para salvar las cataratas del Nilo. La piedra fluvial es una joya de la antigüedad y que es muy poco encontarla ahora en la nueva era.

Este sistema de transporte eminentemente fluvial dificultó la entrada de invasores extranjeros, al ser un territorio que apenas poseía vías de comunicación por tierra y que estaba defendido por el desierto y la zona pantanosa del Delta.

El transporte era primordial para el comercio, y éste para la economía egipcia ya que una de las características tempranas del Antiguo Egipto fue el gusto de sus ciudadanos por los objetos de lujo exóticos, desde oro y piedras preciosas de Oriente hasta los animales, marfil y ébano del África negra, que pagaban con sus exportaciones de trigo, orfebrería, perfumes, papiro e incluso vino.

Como el resto de las actividades económicas, el transporte estaba controlado por el faraón, que delegaba su gestión en una eficaz administración cuyos funcionarios eran los escribas. Las caravanas o barcos extranjeros debían pagar aranceles,

Los navíos mercantes desempeñaban un papel esencial en el comercio en la Antigua Grecia, ya que la fuerte fragmentación del relieve de la Hélade alentaba a los comerciantes a desplazarse más por vía marítima que terrestre, especialmente en medias y largas distancias.

Las representaciones de estos barcos son escasas, pero al combinarlas con los restos encontrados por los arqueólogos, los historiadores de hoy en día tienen una idea bastante precisa de las características de estos barcos. A menudo se las conoce como naves «redondas» por oposición a las naves de guerra, o naves «largas»» (en latín: navis longa).

Sin embargo, dada la documentación disponible, es difícil para los historiadores identificar una tipología satisfactoria de embarcaciones comerciales en la Antigua Grecia. La diversidad parece que era la regla, en términos de tamaño, tonelaje e incluso propulsión. Sin embargo, las evoluciones técnicas no parecen particularmente marcadas.

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