Es fácil observar que el mundo de hoy está atravesando un momento de cambios significativos, que se suceden muchas veces a un ritmo que no es el habitual y por lo tanto produciéndose muchas veces dificultades a la hora de adaptarse o adecuarse a dichos cambios. Los cambios a los que hacemos mención, pueden estar afectando a una o varias áreas o roles que ejercemos en nuestras vidas: en lo personal, laboral, social, económico, político, espiritual, religioso, etc. Aquí entra en escena la importancia que tiene como nos estamos comunicando. En el tiempo en donde la comunicación tecnológica esta llegando a su esplendor, podemos percibir la falta de comunicación entre las personas, como contraste. Se produce desde nuestra óptica, un contrasentido o dicotomía, donde, por más que la comunicación digital avance a ritmos escandalosos, cada vez es más evidente que las personas no pueden comunicarse de maneras fluida y congruente, expresando sus sentimientos y emociones o logrando sus objetivos, estableciendo acuerdos donde las partes sean consideradas y se beneficien mutuamente.