Existe mucho revuelo en torno a los omega-3, se habla constantemente de sus beneficios y de la necesidad de consumir pescado para obtenerlos. Incluso, para aquellos que no disfrutan del pescado, existen suplementos en forma de comprimidos que prometen ayudarnos a incluir los famosos omega-3 en nuestra alimentación. Sin embargo, nos queda la pregunta: ¿cuánto conocemos realmente sobre este compuesto?
En primer lugar, cuando hablamos de omega-3, estamos haciendo referencia a un grupo de lípidos (grasas), particularmente son ácidos grasos esenciales que nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo, así que necesitamos obtenerlos de los alimentos. Existen tres tipos principales de omega-3 esenciales para nuestra salud: el Ácido alfa-linolénico (ALA), el Ácido eicosapentaenoico (EPA) y el Ácido docosahexaenoico (DHA). El ALA se encuentra principalmente en fuentes de origen vegetal, como son las nueces, chía y lino. Por otro lado, el EPA y DHA provienen de fuentes animales, principalmente el pescado.
Consumir omega-3 es crucial porque estos ácidos grasos esenciales desempeñan un papel vital en nuestra salud. Ayudan a mantener el corazón sano reduciendo la inflamación y los niveles de triglicéridos, y benefician la función cerebral, mejorando la memoria y reduciendo el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Además, son fundamentales para la salud ocular y pueden aliviar afecciones inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide. Además, fortalecen el sistema inmunológico y, según algunos estudios, pueden tener un impacto positivo en el estado de ánimo al reducir el riesgo de depresión y ansiedad.
Todos los beneficios nombrados anteriormente los otorgan los omega-3 de fuente animal, es decir el EPA y DHA. Ahora bien, estos lípidos ¿Se encuentran en todos los pescados que consumimos? La respuesta es no. Si bien asociamos estos ácidos grasos con el pescado, la fuente principal del EPA y DHA la constituyen los peces marinos, mientras que los peces de agua dulce tienen menor concentración de los mismos. Esto se debe principalmente a la alimentación de estos peces. Por un lado, dentro de la cadena alimentaria de los peces marinos se encuentran las microalgas, alimento natural que contiene gran cantidad de EPA y DHA. Por otro lado, los peces de agua dulce se alimentan de otras fuentes de origen vegetal que tienen bajas o nulas concentraciones de estos ácidos grasos.
Pero no todo está perdido si sólo consumimos pescado proveniente de agua dulce. Como vimos, el EPA y DHA se encuentra en los peces porque se alimentan de fuentes que contienen esos mismos ácidos grasos. Entonces, si cultivamos los peces de agua dulce y dentro del alimento balanceado incorporamos estos ácidos grasos, al final obtendremos peces de agua dulce con una mayor y mejor concentración de EPA y DHA.
Ahora ya sabes que los omega-3, especialmente los ácidos grasos EPA y DHA, son componentes esenciales para nuestra salud que nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo, por lo que necesitamos obtenerlos a través de nuestra dieta. Contribuyen significativamente al bienestar cardiovascular, cerebral, ocular, inmunológico y emocional, brindando una serie de beneficios para nuestro organismo. Mientras que los omega-3 de origen animal, presentes en peces marinos, son los más ricos en EPA y DHA, podemos mejorar la concentración de estos ácidos grasos en peces de agua dulce mediante su alimentación controlada. En definitiva, es importante que reconozcamos la importancia de los omega-3 y tomemos decisiones informadas sobre nuestra dieta para asegurar que nuestro cuerpo se beneficie plenamente de estos valiosos compuestos.